domingo, 23 de mayo de 2010

Esa traidora llamada confianza

Estoy preparando las cosas que voy a llevar al partido. Al ser el último encuentro de liga meto algo para que los aficionados piquen durante el mismo. Además, incluyo unas botellas para celebrar el subcampeonato. La última final en que preparé la celebración la perdimos (como tantas otras, por cierto), pero en esta ocasión no se trata de una final propiamente dicha, y estoy convencido que el subcampeonato va a ser el premio a nuestra temporada.

Llego a Jesuitas, desde donde nos trasladaremos a Barakaldo. Aún no sé si decirles que ha ganado Txiki. Llega Iker y me lo pregunta. Se lo digo. Ya está, ya saben que únicamente podemos quedar segundos. Espero que eso no les haga bajar los brazos, porque el partido va a ser difícil. Mejor dicho, la victoria, no me cabe duda, va a ser difícil.

Llegamos al campo, y una parte de él... ¡está mojado! Hoy que hace un calor de la pera, y hay una persona regándolo. Alucinamos.
Parece que han tenido fiesta y está tratando de adecentarlo, sin saber que ahora teníamos partido. Vamos desalojando agua hacia fuera del campo, pero justo detrás de la línea de fondo donde atacaremos en la primera parte permanecerá mojado un buen rato.

Ya he enviado un sms preguntando quién me ha informado esta mañana de la victoria de Santurtzi. Me dice quién es. Juegan dentro de un rato contra Indar Saski. Le felicito por adelantado por su título de liga.

Mientras calentamos Txemi me recuerda ciertos condicionantes que se dan en aquellos partidos en que las pasamos moradas para ganar, y me señala la dificultad de este encuentro. Es cierto, aunque creo que ninguno de nosotros piensa que vayamos a perder.
Dejo la cámara a una aficionada para que saque fotos. Todo está preparado. Comienza el partido...

No hay comentarios:

Publicar un comentario